martes, 27 de mayo de 2014





Deucalión y Pirra



Cuando habitaba sobre la tierra la humana generación de bronce, Zeus, el soberano de los mundos, a cuyos oídos habían llegado malos rumores de sus crímenes, resolvió recorrer la Tierra bajo figura de persona humana. En todas partes, sin embargo, encontró que la verdad dejaba pequeño al rumor. Un atardecer, cuando ya el crepúsculo cedía el paso a la noche, entró en la mansión inhóspita del rey de Arcadia Licaon, famoso por su ferocidad. Realizó varios prodigios para dar a entender que llegaba un dios y la multitud se hincó de rodillas ante él; pero Licaon se burló de aquellas plegarias piadosas. «¡ Ya veremos —dijo— si es un mortal o un dios!», y resolvió en lo íntimo de su corazón dar muerte inesperada al huésped a media noche, mien­tras estuviese sumido en el sueño. Antes, sin embargo, sacrificó a un desdichado que le enviara como rehén el pueblo de los molosos, coció sus miembros aun palpitantes en agua hirviente o los asó al fuego y los sirvió para cena a la mesa del forastero. Zeus, que todo lo había penetrado, levantóse airado del convite y envió sobre el palacio del impío la llama vengadora. El Rey, consternado, huyó al campo abierto; el primer grito de dolor que exhaló fue un aullido, sus ropajes se convirtieron en vello, sus brazos en patas y quedó transformado en un lobo ávido de sangre.

Volvió Zeus al Olimpo y, habiendo celebrado consejo con los dioses, resolvió aniquilar aquella desalmada raza humana. Disponíase a esparcir el rayo por todos los países, pero le retuvo el temor a que se inflamase el éter y que el fuego prendiese en el eje del Universo. Dejando el rayo que le forjaran los cíclopes, decidió enviar a toda la superficie de la tierra lluvias torrenciales y destruir a los mortales bajo los aguaceros caídos del cielo. Inmediatamente fueron encerrados en las cavernas de Éolo, Bóreas y todos los vientos que ahuyentan las nubes, y sólo se dio salida al Austro, el cual se precipitó a la Tierra cargado de lluvia. Negro como la pez era su rostro pavoroso, car­gadas de nubarrones sus barbas, el agua fluyendo de sus albos cabellos, oculta la frente tras un manto de niebla y con la lluvia manándole del pecho. Asióse a los cielos y sujetando con la mano las nubes suspendidas en vastas extensiones, conmenzó a expri­mirlas. Retumbó el trueno; un denso diluvio se desplomó del cielo; dobláronse los sembrados bajo la tempestad impetuosa. Desvanecióse la esperanza del campesino que veía perdida su penosa labor de todo el año. Poseidón, hermano de Zeus, acudió también en su ayuda en aquella obra de destrucción y, reuniendo a todos los ríos, díjoles: «¡Que vuestra corriente rompa todo freno, lanzaos sobre las casas, derribad los diques!». Y ellos cumplieron su orden, y el propio Poseidón abrió con su tridente el seno de la tierra, dando, con la conmoción, vía libre a las olas.




Deméter (Ceres romanos)




Baco, Ceres y Cupido - Aachen, Hans von




El regreso de Perséfone - Leighton, Lord Frederick



1).-Mitología de Deméter


Se la venera como la «portadora de las estaciones» en un himno homérico, un sutil signo de que era adorada mucho antes de la llegada de los olímpicos. El himno homérico a Deméter ha sido datado sobre el siglo VII a. C.3 Junto a su hija Perséfone eran los personajes centrales de los misterios eleusinos que también precedieron al panteón olímpico.


En la mitología romana se asociaba a Deméter con Ceres. Cuando se le dio a Deméter una genealogía, se dijo que era hija de los titanes hermanos Crono y Rea (ambos hijos de Gea y Urano), y por tanto hermana mayor de Zeus. A sus sacerdotisas se les daba el título de Melisas.


Es fácil confundir a Deméter con Gea, su abuela, y con Rea, su madre, o Cibeles. Los epítetos de la diosa revelan lo amplio de sus funciones en la vida griega. Deméter y Core (‘la doncella’) solían ser invocadas como to theo (‘las dos diosas’), y así aparecen en las inscripciones en lineal B del Pilos micénico en tiempos pre-helénicos. Es bastante probable que existiese una relación con los cultos a diosas de la Creta minoica.









Dédalo e Ícaro - Leighton, Lord Frederick




Dédalo fue un brillante inventor, técnico, arquitecto y artista ateniense. Hay muchas versiones sobre su linaje, pero probable­mente se tratase de un miembro de la familia real de su ciudad de nacimiento. Sócrates (469-399 a.C.) llegó a afirmar que era descendiente de Dédalo.

Su sobrino Talos (o Pérdix) fue a la vez su aprendiz y parece que fue más inteligente y mañoso que su maestro. Inspirado en un pez con una aleta recortada, inventó la sierra. También creó el primer compás y la primera rueda de alfarero. Dédalo tenía tanta envidia que expulsó a Pérdix de la Acrópolis, pero Atenea salvó al muchacho convirtiéndole en una perdiz.

Dédalo debió salir de Atenas por su crimen, asentándose en Creta, donde hizo di­versos trabajos para el rey Minos. Para su esposa Pasifae construyó una vaca hueca de madera para permitir que el toro blanco del que se había enamorado pudiera dejarla embarazada. Esta relación tan extraña dio como resultado el nacimiento del peligroso Minotauro, mitad hombre y mitad toro.








El dios del mar, Poseidón, tuvo con la ninfa Libia dos hijos. Uno fue Agenor, quien se trasladó a Siria. Su hermano Belo vivió en el país del Nilo, desde donde gobernó a los países africanos. Belo se unió a Anquínoe, hija del dios Nilo, y con ella tuvo a dos hijos gemelos, a quienes llamó Dánao y Egipto.

Egipto recibió el reino de Arabia y Dánao el de Libia. Sin embargo, Egipto reclamó el fértil valle del Nilo y le dió a este país su propio nombre. Egipto tuvo cincuenta hijos de diversas mujeres, mientras que Dánao tuvo cincuenta hijas, que fueron llamadas las Danaides.

Hubo disputas entre los dos hermanos, y Dánao, temeroso del poder de Egipto y por consejo de Atenea, construyó un barco de cincuenta remos y huyó de África, refugiándose en Argos. Ahí, sus hijas edificaron un templo a Atenea.

En Argos reinaba Gelanor, a quien Dánao reclamó el trono. Gelanor se resistió, pero durante la discusión un lobo salió del bosque cercano y se arrojó contra un rebaño que pasaba frente a la ciudad. Atacó a un robusto toro y lo dominó, dándole muerte. Gelanor vió esto como un signo del fin de su reino, y cedió su corona a Dánao.





Dánae - Rembrandt Van Rijn




Dánae - Gossaert, Jan




Dánae y la lluvia de oro - Vecellio, Tiziano




1).-Iconografía de Dánae



Suele mostrarse siendo poseída por la lluvia de oro de Zeus o prisionera en su torre de bronce.


2).-Mitología de Dánae



Hija de Acrisio, rey de Argos, y Eurídice. 


El oráculo había predicho que el hijo de Dánae (Perseo) mataría a su abuelo Acrisio, así que éste la encerró en una torre de bronce (o en una cueva).


Zeus la poseyó en forma de lluvia de oro y de ahí nació Perseo, que fue abandonado junto con su madre en un cofre en la isla de Séfiros esperando la protección de Zeus.









Dafnis era un pastor siciliano cuyo padre pudiera haber sido el dios Hermes. Dafnis creció entre ninfas en los bosques de las montañas de Sicilia. Se le considera el fundador de la poesía pastoril, género poético en el que se resalta la belleza de la naturaleza y los pastores juegan un papel principal. Dafnis era protegido de Apolo, de Artemisa, y de Pan, que le ofreció su flauta.

El árido paisaje siciliano en el que Dafnis vivió entre las ninfas. Dafnis fue considerado el creador de la novela pastoril.

lunes, 26 de mayo de 2014








El titán Cronos era hijo de Urano, dios del cielo, y de Gaya, diosa de la tierra. Urano fue cruel con su esposa, sus hijos, los titanes, los 100 gigantes armados y los cíclopes. A éstos los mantuvo prisioneros en el cuerpo de su madre, encerrados en lo más profundo de la tierra para que no viesen la luz. Gaya sufrió dolores terribles como consecuencia de esto. Con la ayuda de una hoz que le había dado su madre, Cronos castró a su padre y se hizo con el control del universo. Se casó con su hermana Rhea (Rea) y pronto se convirtió en un tirano como su padre. Volvió a encerrar a los cíclopes y devoró a sus propios hijos al nacer, ya que le habían anunciado que uno de ellos le destronaría. Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón sufrieron este martirio. Cuando Rea dio a luz a Zeus, el más pequeño de todos, le dio a su marido una piedra envuelta en sábanas y dejó que la ninfa -o la cabra- Amaltea (ver Amaltea) alimentase a Zeus en Creta. Cuando el dios se convirtió en un adulto, hizo que Cronos vomitase a sus hermanos con la ayuda de la Oceánida Metis, la personificación de la inteligencia y la sabiduría.

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